
Luis Scola se fue al banco en el cierre del partido pero se llevó toda una ovación en su despedida de la selección. Todo Australia acompañó a cada uno de los albicelestes en un aplauso cerrando en el final de la carrera del capitán con la celeste y blanca. Un momento muy emotivo y de lagrima.
Luis Scola paró el partido. Todo se detuvo por un momento y hasta nos olvidamos el derrumbe de Argentina en el final del encuentro. El capitán, ahora leyenda absoluta del básquet mundial, se llevó una magnífica y más que merecida ovación de todos los presentes en el estadio. No solo me refiero a los integrantes de la celeste y blanca, sino que Australia acompañó ese aplauso cerrado que duró varios minutos enalteciendo semejante carrera de Scola dentro del escenario del básquet.
Aplausos, lagrimas, muchos abrazos y sensaciones encontradas. Luis Scola se despide siendo un verdadero gigante en el básquet FIBA y para todo nuestro país. Ya habrá tiempo para la semblanza y tener palabras sentidas para con él, pero sin dudas que hizo todo por Argentina hasta el segundo final, más allá de su impotencia dentro de un juego totalmente quebrado a favor de los oceánicos.
Scola se retira como un auténtico guía para la selección y nexo de las generaciones. Sumado a eso, dos medallas de plata en mundiales (2002 y 2019) sumado a un oro olímpico (2004), medalla de bronce olímpica (2008) más dos oros, 4 platas y 3 bronces en campeonatos FIBA con el seleccionado argentino. Cuarto goleador histórico en un juego olímpico (591 pts, 17.3 ppp) habiendo jugado cinco de ellos (2004 – 2008 – 2012 – 2016 – 2021) e inclusive esperando un año más para llevarlo a cabo.
La maravilla del cierre y la forma de expresar en aplausos deja en claro todo lo que generó Scola. Sus lagrimas y el reconocimiento desde adentro y afuera para un total caudillo de nuestro básquet el cual traspasó fronteras por todas partes. Impactante el final y las lagrimas que fueron difíciles de contener. Un gracias totales para nuestro capitán, ahora leyenda. La ovación fue de todos y fue para él.
Autor: José Fiebig (@Josefiebig en twitter)