
Ese momento justo donde los narradores se encuentran frente a lo inexorable de los hechos, esas circunstancias en donde la pasión por el cometido que llevamos de manera encendida nos conmueve, nos lleva, desembocando en las palabras que van buscando su lógica y que intentan en ese movimiento frenético entre tanta musa, trascender. Trascender hacia aquellos que las reciben, emocionarlos, incomodarlos. Y esta es una coyuntura deportiva peculiar, donde merece la pena deambular, aunque mas no sea, en algunas ideas algo desordenadas.
Sportivo Suardi una vez más está siendo reclamado por su historia. Lo insta a atravesar los límites de la realidad para adentrarse una vez más al terreno de los sueños, de las ilusiones, de las esperanzas y también de las oscuridades ante los temores de frustración. El representativo de la pequeña ciudad del interior de la provincia de Santa Fe se encuentra en un estadío crucial: sólo una buena campaña o… el resultado inmortal por los tiempos de los tiempos. Los kilómetros y las obligaciones son pequeños detalles para los muchos que acompañan esta odisea.
Tantas veces nos ha tocado escribir, hablar, relatar diferentes epopeyas deportivas ligadas al básquetbol, de aquellos que crecieron y celebraron, de los que se mordieron hacia adentro tantos años de gloria esquiva. Es inevitable conducir en la memoria aquella gran producción Central de Ceres. El desenlace del aurinegro lo conocemos, el de Sportivo depende del trabajo y de la suerte, porque no. Pero es la misma categoría y el mismo andar con tramos seguros, avanzando peldaño a peldaño, escalón tras escalón entre centenares de similares ilusiones y que tan solo al final algunos pocos resultan ser los elegidos.
En junio de 2018, Central Argentino Olímpico de Ceres cerró una temporada inolvidable con el ascenso a la Liga Argentina. Ese sábado ganó 77-70 el cuarto punto de la serie en Lanús y se subió a la segunda categoría. Esta gesta es hasta el momento única en equipos de la Asoc. Noroeste y la región, ya que a pocos años de su creación, fue la primera vez que una institución se ganaba el ascenso a una categoría tan alta del baloncesto argentino. Jugadores (entre ellos Luciano Lizárraga), Cuerpo Técnico y simpatizantes festejaron como locos el ascenso en el Obelisco. El histórico lugar de los grandes festejos fue copado e invadido por esa hermosa locura de los ceresinos mientras los grandes carteles de los teatros de la calle Corrientes anunciaban la próxima función y todo se conjugaba en una noche inolvidable.
A esta altura, si bien claramente la conclusión no es la misma, es indudable la cantidad de hilos conectores presentes. Las imágenes, los videos de las grandes urbes, los rostros esperanzados, los viajes. Es que el presente de Sportivo es muy significativo. Así lo entiende su gente, aunque otros actores de la escena no lo han captado de tal manera en los sucesos previos. Nos consta de un Sportivo dolido, de la aflicción que le generó en la previa una deserción completamente atípica e insólita para una competición tan reconocida como en la que se desenvuelve. Pero no quiere aferrarse a esos coletazos y desenfocarse, más bien pretende usarlo como motor y como energía para seguir en la representación de su zona basquetbolística y de la provincia de Santa Fe.
Nos toca una vez mas asumir el rol de sencillos instrumentos de la palabra. Los que hacemos esto seguimos con afán los acontecimientos sabiendo que, como pasó innumerables veces en cada torneo, debemos estar presentes, testigos preferenciales de los episodios. Esquivamos los repetidos coscorrones de los que intentan dejarnos en el lugar de púberes inexpertos y desinformados, los «dueños de los laureles» que no caen en la cuenta que su ego es mucho menor que lo que pasa en cuestión. Y así, seguimos…
Asumimos desde nuestro ámbito contribuir con empeño ante los hechos deportivos imperantes porque Club Sportivo Suardi enfrenta su misión, nuevamente bajo la órbita de sus acciones que lo llevaron lejos. Lo que tenga que ser, será.
“¡Actúa en vez de suplicar! ¡Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. ¡Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino!”.
Por Luciano Serafín