
El regreso a la actividad le brinda a Luis Scola otra oportunidad de acercarse a un nuevo objetivo en su carrera. Ahora en el Pallacanestro Varese, a media hora de su familia que se encuentra en Milano.
Porque han cambiado las prioridades para el jugador de la Selección Argentina, pero su forma de vivir el básquet es exactamente con la misma pasión y el compromiso de pensar hacia adelante.
“Tuve esa fluctuación de interés por la pandemia como le pasó casi a todos, donde te la pasas leyendo constantemente sobre el tema y estás casi obsesionado con lo que se dice”, remarca Luis.
Scola mantiene su impronta y plantea una postura firme en cada una de sus respuestas. Para hablar de la pandemia, de las decisiones en el final de una trayectoria brillante, de la CABB y de los dirigentes del pasado.
– ¿Cómo te encuentra el retorno a la actividad durante una nueva normalidad? ¿Todo se hace más complicado en la vida cotidiana?
– Al principio de la pandemia sí, pero ahora mismo la verdad que no. Está todo muy tranquilo en Italia y no tenemos ninguna restricción de movimiento ni nada en particular. En el club estamos todos testeados, lo cual no hay que utilizar barbijo constantemente y tampoco hay medidas particulares. La mayoría de los viajes para ir a jugar de visita son cortos. Está bastante fácil el tema. Otra cosa es aquellos jugadores que están jugando Euroliga, tengo amigos que ahora la están jugando y es un poquito más complicado. Pero en Italia estamos muy tranquilos, no te digo normal pero muy cerca a la normalidad.
– ¿Cuánto te estás informando con la situación que se vive a nivel mundial? Me refiero a cuál es la capacidad de información que le entregas al tema hoy en día.
– Por ese tema tuve esa fluctuación de interés como le pasó casi a todos, donde te la pasas leyendo constantemente sobre el tema y estás casi obsesionado con lo que se dice. En Italia no te puedo decir que terminó, pero este momento no tiene nada que ver a lo que vivimos en marzo. Estamos haciendo absolutamente todo. Se puede viajar, ir a un restaurante y los chicos están en la escuela. Es decir, no te digo que estamos en la normalidad al ciento por ciento, pero estamos muy cerca de esa cierta normalidad. Sí seguimos mirando la información en otros países con mucho interés. Ahora no nos toca que pasemos por restricciones, pero siempre trato de estar informado en países donde tengo familias y amigos.
– En Argentina se viven los momentos más intensos con el Coronavirus. Quizás también uno trata de captar la información necesaria, más que nada por la familia uno sabe lo que sucede.
– No soy especialista para contestar de esto ni estoy ahí para saberlo. Acá hubo un punto de saturación de información, donde era un monotema pasando varios meses hablando de lo mismo. Y era lógico porque no podíamos salir a la calle. Igualmente, en Italia nunca le dejaron de prestar atención al tema. La ola de contagios en países vecinos creo que revivió la preocupación por un segundo brote.
– ¿Cuándo saliste del Olimpia Milano se dio exclusivamente por una cuestión personal?
– Yo no tenía el deseo de jugar en una liga donde haya tantos partidos y tantos viajes. Sin embargo, yo tenía ganas de seguir jugando y me sentía bien para continuar jugando. Ya no tengo ganas de estar fuera de casa durante tanto tiempo. Inicialmente busqué un club que no juegue Euroliga porque no quería viajar tanto y en el segundo paso era buscar un equipo en Italia. Había otras opciones pero Varese es la que me gustó porque no tenía que mudarme ni nada de eso, ya que está a media hora de Milano.
– ¿Y cómo se vive la temporada en el Varese durante estos primeros meses?
– Yo estoy muy bien con el equipo. Ya teníamos ganas de jugar y lo hicimos en la Supercopa italiana. Ahora ya tenemos públicos en las canchas e incluso algunos piensan que durante las próximas jornadas puede que tengamos los estadios completos. De a poquito estamos volviendo a lo que vivíamos antes de la pandemia. Yo creo que suma un montón que haya público. El primer momento fue buenísimo cuando uno regresa a los entrenamientos, pero las prácticas se estiraron por diez semanas y uno llega a un punto que tiene ganas de jugar. Entonces a uno le agarra la incertidumbre de saber si podíamos viajar, de poder jugar en la liga. Creo que nos sacamos esa ansiedad de competitividad.
– Justamente los viajes serían un problema en tu caso, por lo menos ahora. Estar cerca de la Selección Argentina dependerá de los protocolos sanitarios que corran para aquel momento y si toca hacer una cuarentena de acuerdo adonde te traslades. ¿Pensaste en eso?
– Mirá, cualquier respuesta que te pueda dar ahora no será precisa porque no sabemos cómo serán los viajes y sus reglas dentro de dos meses. No tengo la información necesaria sobre eso, pero sí te puedo decir que el solo hecho de que en uno de los dos países haya cuarentena, ya cancelaría cualquier posibilidad de poder competir porque uno debería tomar una semana antes y una después para realizar la cuarentena respectiva. Por lo cual es totalmente imposible. Este debate también lo estamos viviendo dentro de un mismo país para trasladarse dentro de la región. Las respuestas no son nuestras sino más bien de cómo será la reglamentación en la competencia. FIBA tienen que darnos esas respuestas caso por caso, o la CABB y el mismo país para dejarnos una reglamentación que nos permita saber al respecto.
– Este sábado tendremos un día muy importante para la Confederación Argentina cuando se ponga en debate si se aprueba una reforma del Estatuto Social. En ese caso, la actual dirigencia tomaría mucho poder de decisión dentro del básquetbol argentino.
– La gente que está en CABB ahora y yo no tenemos nada que ver en lo absoluto. Incluso muchos de los que estaban antes dentro de la confederación se encuentran ahora también. No solo en esta situación en particular hace que yo me encuentre parado en la vereda de enfrente, sino que además su forma de entender la confederación es totalmente opuesta a mi forma de verla y en la gran mayoría de las cosas estoy en desacuerdo. No tengo absolutamente nada ver con ellos. Conceptualmente hablando, la forma de entender el básquetbol o de entender una organización, como piensa la gente que está ahora en la CABB, es totalmente lo opuesto a lo que yo pienso, es el día y la noche. Es como decir blanco o negro, esto significa que es imposible que en algún momento yo tenga algo que ver con esta dirigencia.
– ¿Esta postura no influirá en tu decisión de jugar con la selección?
– No va a influir en tanto y en cuanto estos problemas no crucen una línea que sea inaceptable. No tengo tantas esperanzas de que eso no pase otra vez. De hecho, yo creo que sería lo más lógico porque muchos de los dirigentes que estaban antes todavía se encuentran en la CABB. Si aquellos que estaban en aquel momento dejaron que pasará todo lo que sucedió, lo más probable es que vuelvan a dejar que pasé de vuelta. Si esa línea se cruza, hay cosas que son bastante más importantes que el básquet.
– ¿Dirigencialmente estamos parados en el mismo lugar? Te lo menciono porque siguen los mismos dirigentes que llevaron a la CABB hacia una debacle institucional.
– No, dirigencialmente fuimos para atrás, ni siquiera estamos parados en el mismo lugar. Nuestro sistema deportivo es obsoleto que no se hace en ninguna parte del mundo. Y en ninguna parte del mundo que vos quieras copiar o que aspires llegar a lo que hacen ellos. Las organizaciones serias del mundo se alejaron de este sistema hace décadas. Y nosotros no solo seguimos igual en nuestro sistema, sino que tenemos una versión desmejorada. Es arcaico y ya no se aplica en ningún lugar. Y el agravante de todo esto es que el mundo mejora día a día y se encuentra una evolución constante. Ahora que volví a Europa hay una evolución brutal en todos los aspectos respecto a lo que yo viví hace 15 años atrás. No es nuestro caso en Argentina porque nosotros empeoramos a nivel dirigencia, pero cuando vos te estás manteniendo en la misma línea y el resto del mundo sigue mejorando, al final no es que te estás manteniendo sino que cada vez estás empeorando en tu organización.
Fuente: Reloj de 24 – Sebastián Saijo