Las crónicas que llegan desde La Docta no hacen mas que hablar de una nueva hazaña de los legionarios rojiblancos. Otra vez una final nacional para Sportivo Suardi. El resultado es impactante ante una bestialidad de campaña en un debutante pero que, por si faltara algún dato, lo precede una inolvidable final en la tercera categoría. Una etapa pasionalmente espléndida. Imborrable.
Pero ante la euforia del resultado imperante, el objeto de estas líneas es pergeñar un análisis mas allá de un duelo definitorio o una coyuntura deportiva victoriosa. Una vez mas caemos en la cuenta que es conveniente pensar a Sportivo como un proceso virtuoso de trabajo, pertenencia y seriedad en la tarea. Ni dudar que sorprende lo de su condición de novato, pero en algún punto casi todo encaja.
Sin importar cuál es la meta, sabido es que solo unos pocos llegan y muchos quedan en el sendero del intento. Y cuando “el llegar” es consecuencia de lo realizado día a día, comienzan a discernirse las bases que sostienen a este equipo «de época» en la región. Porque los ganadores se hacen con trabajo duro y asumen plenamente la compensación que traerá consigo la victoria. En el presente, tras las finales del Federal y luego de asumirse habitante de la Liga Arg., CSS asimiló que debía hacerlo mejor de lo que nunca antes lo había hecho, fue por más y se plantó desafiante ante la competitiva categoría. Parece una obviedad enunciarlo, pero jugadores, cuerpo técnico y directivos han cumplido con creces con todo lo enunciado y mas.
Estos exponentes hoy son inspiración, esperanza y motivación, hacen que las gradas se inunden de entusiasmo, con ritmo frenético para no perderse ningún partido y en este marco, el contagio generalizado no puede ser más visible, profundizando ese carácter tan profundo «de pertenecer» que repetidamente aparece en publicaciones de redes sociales.
Bobby Unser, la leyenda del automovilismo estadounidense, dijo alguna vez que “el éxito es cuando la preparación y la oportunidad se encuentran”. Sportivo aunó estos dos conceptos y no queda interrogante alguno de que no se quedará con esto, por el contrario, irá con sus instrumentos por un escalón mas en su decálogo triunfador.
Por Luciano Serafín